En las orillas del río Jihlava en la región occidental de la Moravia, una de las zonas más verdes de la República Checa, se encuentra la pintoresca ciudad de Třebíč.
Los orígenes de la ciudad están vinculados a la construcción de un monasterio benedictino en 1.101 y las huellas de esta tradición milenaria son evidentes en muchos rincones, pero Třebíč es conocida sobre todo por el hermoso barrio judío, uno de los mejores conservados del mundo, que junto al antiguo cementerio y a la basílica de San Procopio ha sido declarado patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El barrio judío de Třebíč es uno de los mayores de Europa conservado hasta nuestros días y representa un importantísimo testimonio histórico.
El gueto se desarrolló a partir del siglo XII y durante cientos de años los judíos de Třebíč vivían en la orilla izquierda del río, sin entrar nunca en conflictos con los vecinos cristianos. Fue sólo con la Segunda Guerra Mundial y las deportaciones que finalizó la pacífica vida cotidiana del barrio judío: todos sus habitantes fueron exterminados.
Hoy en día en este barrio caracterizado por callejuelas estrechas se concentran 123 casas de diferentes estilos arquitectónicos todavía bien conservadas, dos sinagogas, un ayuntamiento, la casa del rabino y el asilo de los pobres, una escuela y un hospital. El cementerio está situado al norte del barrio judío y cuenta con más de 4.000 tumbas.
La magnífica Basílica de San Procopio combina de una manera realmente única el estilo gótico y el románico. Situada en una colina al oeste de la judería, la basílica es un testimonio de la convivencia pacífica de cristianos y judíos desde la Edad Media hasta el siglo XX.
El corazón del centro urbano es la Plaza de Carlos, donde podéis admirar el grupo escultórico de San Cirilo de 1885, el ayuntamiento que se remonta al 1227 y la Puerta Jihlava también llamada puerta del Monasterio, además de las preciosas fachadas de los edificios. Las tres fuentes con estatuas de San Florián, San Sebastián e San Wenceslao en cambio han sido retiradas; las estatuas que adornaban las fuentes se encuentran ahora en diferentes puntos de la ciudad.
La plaza sigue siendo hoy en día un punto de encuentro habitual para los residentes de Třebíč y aquí se organizan con frecuencia ferias, festivales, mercados y otros eventos.
Su ubicación en una de las zonas más “green”, o menos contaminadas de la República Checa, hace de Třebíč un destino ideal para aquellos que quieren unas vacaciones activas en plena naturaleza. Hay numerosas rutas de senderismo y ciclismo en la zona: los kilómetros de las rutas a pie señalizadas son 524,5 km, suficientes para manteneros ocupados durante semanas!
Si no os sentís particularmente deportivos y queréis simplemente estirar las piernas podéis dar un paseo por los parques de la ciudad y los bosques de la zona.
Para aquellos que quieran disfrutar de la belleza natural de la región sin hacer ningún esfuerzo recomendamos un crucero por el río.
No hay trenes directos desde Praga a Třebíč y el trayecto dura más de cuatro horas, con al menos un transbordo. El autobús es más rápido, con salida desde la estación de Florenc de Praga. En coche calculad alrededor de dos horas.
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