Un magnífico órgano, una valiosa tumba y una leyenda macabra son las razones que hacen famosa la Iglesia de San Jacobo (en checo Kostel sv. Jakuba). Situada en el casco antiguo, el barrio medieval de Praga, está medio escondida en una calle estrecha detrás de la iglesia más imponente de Santa María de Tyn.
Fundada en 1232 a instancias de Wenceslao I de Bohemia, después de un incendio la iglesia fue reconstruida en estilo barroco en el siglo XVIII. De tres naves, es una iglesia de un tamaño considerable y es la tercera catedral más larga en Praga.
La atracción más famosa de la iglesia es el excepcional órgano de 1705, que consta de 4 manuales, 91 registros y 8277 tubos. La excelente acústica de esta iglesia la convierten en un emplazamiento ideal para conciertos de música clásica. No os perdáis la cita dominical con el concierto de órgano o informaos sobre otros eventos musicales programados.
Durante la visita a la iglesia admirad la piedad de madera del siglo XV y la opulenta tumba de conde Jan Vratislav de Mitrovice, un canciller de Bohemia vivió en el siglo 18 y que no reparó en gastos para construir su última morada.
No le fue tan bien al propietario del antebrazo momificado que podéis ver a la derecha de la entrada: se trata de un ladrón que en 1400 había intentado robar las joyas de la estatua de la Virgen.
Según la leyenda, la Virgen le bloqueó el brazo agarrándolo tan fuerte que para liberar al ladrón los guardias tuvieron que mutilárselo. También puede ser, sin embargo, que no se tratara de un episodio de la justicia divina: eran asistentes habituales de la Iglesia de San Jacobo los representantes del gremio de carniceros, que tal vez al ver el ladrón decidieron hacer justicia por su cuenta.
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