Junto con el Barrio Pequeño la Ciudad Vieja (Staré Mesto en checo) es el corazón histórico de Praga, habitada ya en el siglo IX d.C.
Este pintoresco laberinto de callejuelas medievales está lleno de día y de noche de turistas, praguenses, músicos y artistas callejeros. Seguid a la multitud hacia el río y cruzad el famoso Puente de Carlos, preferentemente por la noche o al atardecer para dejaros secuestrar por la magia de la ciudad iluminada. A lo largo de las orillas del Moldava notaréis un interesante edificio, el Clementinum, hoy en día la sede de la Biblioteca Nacional.
El núcleo central de Staré Mesto es la Plaza de la Ciudad Vieja, sin lugar a dudas una de las plazas más bellas y más vibrantes de toda Europa. Una visita a Praga tiene que empezar desde su corazón palpitante, Staromestské Námestí (en checo el nombre de la plaza) encierra parte del pintoresco pasado de Praga y es un centro neurálgico del presente.
La plaza, un punto de referencia ciudadano siempre abarrotada de gente, está bordeada por edificios variopintos y monumentos importantes, incluyendo dos espléndidas iglesias, la Iglesia de San Nicolás y la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn con sus famosas agujas, y el monumento a Jan Hus, símbolo de dentidad nacional.
La atracción principal es, sin duda, el maravilloso Reloj Astronómico de la torre del Antiguo Ayuntamiento, en su exterior multitudes de turistas esperan emocionados el espectáculo que tiene lugar cada hora en punto cuando las figuras del reloj cobran vida y comienza el desfile de los 12 apóstoles.
Además de estos importantes monumentos, en la plaza encontraréis numerosos cafés, tiendas, centros de información turística y galerías, pero podríais pasar un día entero simplemente observando a los transeúntes ajetreados que cruzan la plaza. Volved a contemplarla de noche, cuando las luces que la iluminan la convierten en un lugar aún más mágico.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.